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Suelos sanos, personas vivas

  • Lola Pascual
  • 2 may 2021
  • 4 Min. de lectura

Están apareciendo numerosos estudios en los últimos tiempos por parte de los expertos que apoyan que una mala salud de tu flora instestinal puedo influir en la pobre asimilación de nutrientes y sobre el desarrollo posterior de enfermedades crónicas como párkinson, diabetes tipo II, etc. Es sabido, que las bacterias presentes en nuestro intestino tienen una función (entre otras) que es hacer asimilables los nutrientes para que puedan pasar a formar parte de nuestro organismo.



Pues bien, ¿Qué tiene que ver esto con los suelos? El funcionamiento vendría a ser prácticamente el mismo, los suelos son organismos vivos, es un recurso vivo que alberga más del 25% de la biodiversidad de nuestro planeta. Por ponerte un ejemplo, en una cucharada de tierra, hay más microorganismos que millones de personas. Se encuentra una comunidad extraordinariamente diversa de plantas, animales y microbios. Forman además micro ecosistemas, que funcionan de manera sincronizada y equilibrada. Vamos, una auténtica reserva de biodiversidad mundial, que apoya la agricultura y influye en la seguridad alimentaria de manera directa, regula las famosas emisiones de gases de efecto invernadero y promueve la salud de las plantas, los animales y los seres humanos.



Es como si fuera el intestino de la tierra si me permitís hacer el simil: el suelo va a albergar esos microorganismos y bacterias que van a descomponer la materia orgánica y fertilizantes para que puedan estar en forma asimilable, y en disponibilidad para la planta. La nutrición depende de la disponibilidad y el equilibrio de los nutrientes en las partes comestibles de las plantas, lo que depende de la presencia de estos en el suelo. Por lo tanto, cuanto más biodiverso es el suelo, más nutritivos son nuestros alimentos. Es necesario para nuestra salud.


Al igual que si tenemos un organismo e Intestino que funciona bien estaremos más sanos, los suelos biodiversos nos permitirán cultivar una variedad de hortalizas y plantas necesarias para una buena nutrición humana. Estamos en una era muy concienciada con consumir alimentos nutritivos, y saludables, pero no hay producción saludable y nutritiva sino invertimos en cuidar el “intestino” que nos lo va a proporcionar.

Más del 33% de los suelos del planeta están degradados y el porcentaje podría llegar al 90% en 2050 si no se pone remedio. Por ello, la Asamblea General de la ONU aprobó este día, para crear conciencia y comenzar una labor de cuidado y recuperación de suelos“. (Fuente: Ideagro, 2020).




Nosotros tenemos una labor importante que hacer, no solo los técnicos, sino tú. La biodiversidad del suelo está amenazada. Por poner un ejemplo, puedes proporcionar los mejores fertilizantes a tus plantas, que si no tienes esos ”trabajadores“ que lo descompongan no servirá de nada. Si no mantenemos esos ecosistemas pueden no recuperarse nunca, y todos podemos contribuir a mantener sanos los suelos limitando nuestros desechos. La biodiversidad del suelo es esencial para nuestra alimentación. se estima que el 95 % de nuestros alimentos se producen directa o indirectamente en nuestros suelos.


Estos trabajadores como hemos dicho antes, se utilizan para producir antibióticos. Por ejemplo, la penicilina, uno de los antibióticos más utilizados en todo el mundo, proviene originalmente de un pequeño hongo que vive en el suelo.

Un suelo saludable y fértil incluye vertebrados, invertebrados, virus, bacterias, hongos, líquenes y plantas que proporcionan múltiples funciones y servicios ecosistémicos que benefician a todos y a todo. Todo el mundo de criaturas en el suelo alimenta y protege a las plantas y ellas, a su vez, nutren el suelo.


La investigación sobre suelos sanos puede ayudarnos a comprender mejor no solo el papel de los microorganismos en los ecosistemas, sino también cómo pueden utilizarse para mejorar la inocuidad alimentaria y mantener las plagas y enfermedades bajo control. Diversos estudios también muestran que la exposición de los niños a los microorganismos presentes en suelos sanos puede mejorar su resistencia a las enfermedades y prevenir problemas de salud como las alergias, el asma, y las enfermedades autoinmunes.


El suelo, además, es un fiel aliado para luchar contra el cambio climático. Es más, los suelos son una parte esencial del ciclo del carbono. Los suelos sanos proporcionan el mayor almacén de carbono en la Tierra. Pueden ayudar a regular la calidad del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero a través de la fijación de carbono, que limpia el aire para que podamos respirar, e incluso los organismos que viven en el suelo tienen la capacidad de descomponer o limpiar ciertos tipos de contaminación.


¿Qué podemos hacer? Prácticas simples como: evitar la eliminación de vegetación de la cubierta del suelo, mantener la diversidad de cultivos, evitar los monocultivos, compostar y usar refugios naturales, como setos, para ayudar a prevenir los efectos erosivos del viento y el agua en campos grandes. Otros son más complejos. La rotación de cultivos o la agrosilvicultura, por ejemplo, pueden mitigar el cambio climático al reducir las emisiones y almacenar carbono en la biomasa vegetal y los suelos.


Todos podemos desempeñar un papel importante y proteger la biodiversidad del suelo creando conciencia y gestionando los recursos de suelos de manera sostenible, apoyando la biodiversidad del suelo y la sostenibilidad.


Mira por dónde pisas, pero sobre todo cuida por dónde caminas.

 
 
 

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